Pangolin y la hormigaja

La palabra pangolin viene de una palabra malaya "Penguling" que significa, "algo que se enrolla"

Y es que los pangolines cuando se asustan, se enrollan como una pelotilla bajo su escamada armadura.

Tiene unas garras muy largas, que son algo incómodas para caminar,, pero geniales para trepar.

Los pangolines pueden oler muy feo, como los zorrillos, pueden expedir un olor fétido como defensa.

Los pangolines son seres nocturnos y usan su desarrollado sentido del olfato para encontrar bichos para cenar.

Tienen mala vista, pero lo compensan con un gran sentido del oído y del olfato.

El cuerpo escamado de un Pangolín hace que se parezca a una piña, o  a una alcachofa.

La población de pangolines ha sido muy disminuida a causa de estas cacerías. Los cazan porque se atribuyen poderes medicinales a sus escamas.

Además de que en algunos lugares de Asia su carne es considerada una delicatesen.

Encontrar a un pangolín es muy dificil, tanto, que en muchas tribus de Asia y Africa, ver uno se considera de muy buena suerte.

Los pangolines son solitarios, a veces se ve alguna pareja, pero suelen vivir solos.


Esta es la historia de un pequeño pangolín que vivía alejado en un escondido rincón de Asia.

Una noche, mientras iba en busca de un hormiguero para cenar hormigas, de pronto fue sorprendido por un cazador.

El cazador atrapó al pequeño pangolin, y lo encerró en una jaula.

El pangolín estaba muy asustado y se hizo bolita temblando de miedo, cuando de pronto, vio que en una de sus escamas había una hormiguita.

Pensé que éramos tu alimento favorito.- Le dijo la hormiga divertida

La hormiga lo miró con asombro, no creyó que hubiera alguien que pudiera hacer llorar a un gran pangolín.

exclamó la hormiga.

no volverás a cenar una hormiga más- le hizo prometer la hormiga

La hormiga sonrió asintiendo y se metió en la cerradura de la jaula, estuvo ahí un rato moviendo engranajes y de repente escuchó un click

¡y la jaula se había abierto!

El pequeño pangolín estaba muy feliz de poder escapar.

La hormiga y el pangolin se adentraron en la selva, escapando del cazador.

Mientras se alejaban del peligro, el pangolín le preguntó a la hormiga que iba sentada en su nariz.

Amelia y Manis se hicieron muy amigos desde entonces, él le llevaba flores a su hormiguero y ella le rascaba la oreja cuando le picaba.- Porque como buen pangolín sus garras eran tan largas que rascarse era todo un lío.

Las hormigas se asustaban al verlo, pensando que se las comería, pero Manis mantenía su promesa y no las comía, sin embargo, estar a dieta de hormigas también hizo que se pusiera  muy flaquito y hasta se enfermó.

Un día su amiga hormiga lo visitó y vió lo mal que le estaba haciendo el no comer nada de nada. Hasta su hermosa armadura de escamas se le estaba cayendo ya.

Pero Manis, estaba tan débil que no pudo contestarle.

La hormiga Amelia estaba preocupada porque a pesar de que lo había salvado aquella noche, también sabía que a causa de la promesa que le había hecho jurar, su amigo pangolín ahora estaba nuevamente en peligro.

Mientras volvía a su hormiguero, pensando y pensando que podría hacer por su amigo, de repente le llegó un delicioso olor a pan.

La hormiga pasó cerca de la panadería, y recolectó todas las migajas que pudo y se las llevo a su amigo Pangolín.

El pequeño Pangolín las probó y le encantaron.

Y así el pequeño pangolín empezó a hacer experimentos de pan, haciendo sus propias recetas, con ayuda de su amiga Amelia.

Hacían pan hecho con babas de caracol, pan con extracto de termita, y uñas de ciempiés con alcachofa. Todo una exquisitez.

La fama del pan del pangolín, llego incluso a oídos de otros pangolínes que vivían lejos y que viajaron para conocer su nueva panadería.

a la que llamaron "Hormigajas".